Se cumplen 25 años de la muerte de Miguel Abuelo, mito del rock nacional
El poeta, cantautor y actor
Miguel Angel Peralta, más conocido por Miguel Abuelo, quien lideró una
de las bandas pioneras del rock argentino, Los Abuelos de la Nada, de cuya
muerte se cumplieron este pasado martes 25 años, se caracterizó por una personalidad
inquieta que lo llevó a una vida compleja.
"Algún día tendré que llamarlo a usted Padre de los
Piojos y Abuelo de la Nada", escribió
Leopoldo Marechal en su libro
"El banquete de Severo Arcángelo", sin imaginar que un joven
desgarbado y de rulos algún día adoptaría uno de esos nombres para bautizar a
uno de los grupos más importantes del rock local.
Se cumplen 25 años del la muerte de ese juglar y músico
nacido en como Miguel Peralta, cuyas cenizas fueron esparcidas en las playas
marplatenses cerca del monumento a Alfonsina Storni.
Hijo de Virginia Peralta, nunca supo la identidad de su
padre, pasó su infancia en un orfanato y luego bajo la protección de una pareja
mayor que lo apadrinó.
Los Abuelos de la Nada surgió de una mentira piadosa de
Miguel, quien a fines de los 60, en compañía del periodista
Pipo Lernoud se
presentó al productor artístico Ben Molar en las oficinas de la discográfica
Fermata, cuando el rock cantado en castellano empezaba a ser negocio para
algunos empresarios.
"Pibe, ¿vos tenés un grupo?", preguntó Molar al
joven que todavía no había cambiado su nombre original por el de Miguel Abuelo.
"Sí, se llama Los Abuelos de la Nada", contestó el muchacho. Acto
seguido, el productor les comunicó que la banda -aún no integrada-, tendría
"hora de grabación en tres meses".
"¿Te das cuenta en la que nos metimos?", le
comentó Miguel a Lernoud. "No te preocupes -afirmó Pipo-, vamos a la Plaza
Francia y encontramos a todos los músicos del grupo".
En ese clima improvisado, Claudio Gabis, Kubero Díaz, Pappo,
Miguel Cantilo y Jorge Pinchevsky, entre otros, fueron pasando por la banda
durante los primeros tiempos, aunque las grabaciones registradas en un sello
independiente no tuvieron mayor difusión.
Luego de un extenso período en el que transitó por Bélgica,
Inglaterra, España y Holanda, "el Abuelo" conoció a Cachorro López,
un bajista argentino que tocaba en un grupo jamaiquino de reggae: Jah Warriors.
Junto a Cachorro Miguel reflotó la idea de reclutar a Los Abuelos de la Nada.
A principios de los 80, el grupo se completó con el guitarrista
Gustavo Bazterrica (ex La Máquina de Hacer Pájaros), el baterista
Polo Corbella
(ex Bubu), el saxofonista
Daniel Melingo -actualmente cantante y compositor
tanguero- y el tecladista
Andrés Calamaro (ex Raíces), hoy devenido en uno de
los artistas más prolíficos del rock.
Luego llegó la etapa más conocida de la agrupación, con la
salida del primer álbum homónimo (1982) y la difusión radial de temas como
"No te enamores nunca de un marinero bengalí", "Sin
gamulán" o "Tristeza de la ciudad".
A ellos le siguieron "Vasos y besos" (1983),
"Himno de mi corazón" (1984), "Los Abuelos en el Opera"
(1985), "Cosas mías" (1986), producciones que también marcaron la
idílica relación entre la banda y el público que continuó hasta la última
presentación en vivo en septiembre de 1987, en el teatro Opera.
"Yo soy el rock", señaló Miguel en una
oportunidad, y la frase lejos de ser pretenciosa, se convirtió en un símbolo
que determinó la vida de un hombre que terminó de alimentar su leyenda, en la
tarde del sábado 26 de marzo de 1988, cuando el Síndrome de Inmuno Deficiencia
Adquirida (Sida) lo debilitó tras una operación de vesícula.
En el 2011 llegó a la pantalla grande un homenaje a su vida
con "Buen día, día", documental realizado por Sergio
"Cucho" Constantino, resultado de un trabajo artesanal que el
director fue tejiendo durante cinco años con el aporte en la dirección de
Pintos.
"La idea era mostrar esos temas que nadie conocía y
homenajear a uno de los grandes poetas del rock que no sólo influyó a
Luis Alberto Spinetta
-quien expresó su admiración por su poesía en la película- sino a muchos
artistas del rock. A Miguel se lo recuerda como al cantante loco que bailaba en
Los Abuelos de la Nada y hay una generación que tiene 20 y pico que no lo
conoce", sostuvo.
La película bucea en la verdadera identidad y el espíritu
del artista, a través de los pasos de su hijo, Gato Azul Peralta, quien montado
en su motocicleta reconstruye los pasos de su padre en diferentes barrios
porteños y con la voz original del mismo Miguel de fondo. Para ello, Costantino
supo explotar al máximo entrevistas que a lo largo de su vida le habían hecho
Juan Alberto Badía, Alfredo Rosso y Víctor Pintos.
"El tipo -insistió- fue un buscador, el olvido lo hizo
buscar, lo abandonaron, y un poco a Gato le pasó lo mismo. Su padre lo dejó
cuando era un adolescente y la película lo ayudó a reconciliarse con la figura
de Miguel, que es un rockero con todo un `back` de locura encima y nada de
dinero".
Pueden escuchar y leer la letra de Buen día día, día buen día en este
link