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miércoles, 19 de junio de 2013

Identifican toxinas mortales de la marea roja

La UNPSJB Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, colabora con la secretaría de Pesca del Chubut realizando análisis de microalgas, para identificar y cuantificar las especies productoras de toxinas. Durante la marea roja la coloración del agua del mar cambia por efecto del rápido aumento en la concentración de microalgas, que funcionan como el alimento natural de los moluscos bivalvos filtradores de agua. 

Si bien no todas son tóxicas, existen algunas que no son lo suficientemente densas como para cambiar el color del agua y, sin embargo, son igualmente peligrosas. Las toxinas de mayor riesgo para los seres humanos son las paralizantes, cuyo veneno es 50 veces más potente que la estricnina, seguidas por las diarreicas y las amnésicas.



Como parte del Plan provincial de Prevención y Control de Marea Roja, la Sede universitaria Trelew de la UNPSJB realiza, desde el año 2000, análisis cualitativos y cuantitativos de las microalgas, con el fin de identificar y estipular la cantidad de las especies productoras de toxinas. Los conocimientos obtenidos se transfieren luego a la secretaría de Pesca de Chubut.

El encargado de llevar adelante los estudios es el Laboratorio de Hidrobiología, con 25 años de trayectoria y numerosos proyectos de investigación sobre el fitoplancton de la costa patagónica, especialmente sobre las floraciones algales nocivas, que se encuentran en la zona costera de la provincia de Chubut. Como un anexo al Laboratorio, en la ciudad de Rawson funciona Aquavida, el lugar de trabajo de la investigadora Viviana Sastre, que analiza el comportamiento de las floraciones algales nocivas (FANs), con la calidad del agua y las biotoxinas.

A simple vista no se ven

Las microalgas son el alimento natural de los moluscos bivalvos filtradores de agua (cholga, mejillón, vieira, ostra, almejas, etc.). Ellos “cuelan” el agua de mar, alimentándose de las partículas que retienen. A diferencia de lo que sucede en los seres humanos, las microalgas tóxicas no afectan a los moluscos, que no sufren alteraciones de sus características organolépticas -es decir, color, sabor y olor- de manera que, a simple vista, no es posible detectar su toxicidad.

Sin embargo, una vez que los mariscos ingieren las microalgas tóxicas, concentran esas potentes toxinas que pueden actuar como vectores, traspasándolas a niveles superiores, en particular a los vertebrados, entre ellos el hombre y en algunos casos pueden llegar a ocasionar la muerte.

En Aquavida, las muestras se toman con una red, confeccionada especialmente para capturar estas microalgas unicelulares que miden unos pocos micrones. A través del microscopio se identifica la posible toxicidad y luego se realiza el recuento de células por litro de agua. Esta actividad tiene relación directa con la presencia de toxinas en los moluscos bivalvos.

Cada 15 días se analizan las muestras tomadas con red de fitoplancton y botella hidrográfica en 10 estaciones fijas de muestreo, que cubren desde Puerto Lobos, en el golfo San Matías, hasta Rada Tilly, en el golfo San Jorge, donde hay bancos naturales o emprendimientos de cultivo de moluscos. La mayor cantidad de estaciones se ubica en el Golfo San José, donde los bancos de extracción comercial son más numerosos y la actividad marisquera también es mayor. La frecuencia de muestreo y la cantidad de estaciones aumenta cuando se detectan FANs y toxicidad en moluscos.

Cuáles son los efectos de las toxinas en las personas

Las toxinas paralizantes son las más poderosas. Los síntomas más comunes de la intoxicación incluyen hormigueo y adormecimiento alrededor de la boca y en las puntas de los dedos, cefalea, vértigo y náuseas, alteraciones en la pronunciación, rigidez muscular e incoordinación de brazos y piernas, dificultad respiratoria, taquicardia, sensación de ahogo y opresión. En los casos más graves pueden causar la muerte por anoxia y el colapso cardiovascular por depresión del miocardio.

La unidad de medida se denomina unidad ratón (UR). Los moluscos que contienen más de 400 UR son considerados no aptos para el consumo humano, por lo que se veda la extracción y el consumo de bivalvos cuando superan este nivel. El veneno paralizante que caracteriza a los moluscos infectados es uno de los más poderosos, 50 veces más potente que la estricnina. En casos extremos, basta la ingestión de dos o tres ejemplares de molusco para producir una intoxicación fatal.
El cuadro se ve agravado por la ingesta simultánea de alcohol, que aumenta su absorción y no se inactiva con la cocción, incluso su actividad se incrementa con el agregado de limón o vinagre.

Las toxinas diarreicas producen desórdenes gastrointestinales que generalmente cesan luego de uno o dos días. Su sintomatología se manifiesta a través de vómitos y diarreas, que pueden producir la deshidratación de las personas. Las microalgas productoras (dinoflagelados de los géneros Dinophysis y Prorocentrum) generalmente no se reúnen en grandes poblaciones, sin embargo, los moluscos bivalvos tienen la capacidad de concentrar las toxinas. Sus principales compuestos son el ácido okadaico y sus derivados, conocidos promotores de tumores, aun consumidos en dosis que no se expresan clínicamente.

Las toxinas amnésicas son producidas por diatomeas y están compuestas por ácido domoico. Los síntomas incluyen náuseas, vómitos, dolor de cabeza, diarrea, calambres abdominales, confusión, desorientación, pérdida de la memoria retrógrada (amnesia) y otros signos neurológicos serios y de carácter permanente, incluso llegando a estado de coma y muerte. Los moluscos o peces que contienen más de 20 microgramos de ácido domoico por gramo de carne, son considerados no aptos para el consumo humano, por lo que se recomienda su veda cuando superan este nivel.

En nuestras costas se comprobó la producción de toxinas amnésicas en muestras de microalgas, aunque hasta el momento no se han registrado en moluscos ni se conocen casos de intoxicaciones humanas.

Datos disponibles

En Aquavida la investigación no se limita a tareas de laboratorio, sino que los datos sobre la evolución del fenómeno de marea roja en la costa de la provincia se organizaron y se encuentran disponibles en la página web del ministerio de Ambiente y Control del Desarrollo Sustentable. También se brindan datos de calidad de agua en función de parámetros físicos, químicos y biológicos de las diferentes zonas de la costa donde se realiza el monitoreo.

Las muestras de agua se toman con una botella hidrográfica diseñada para análisis de nutrientes, salinidad, metales pesados, clorofila y fitoplancton. Mientras que la temperatura se mide in situ. Las estaciones de muestreo en la zona sur de Chubut están ubicadas en Camarones, Bahía Solano, Caleta Malaspina, Comodoro Rivadavia, Km.3 y Rada Tilly. Acerca de esta problemática se llevó a cabo una capacitación en educación ambiental, dirigida a la comunidad educativa, centros de salud, pesca y turismo.

Daniel Pichl
dpichl@unpata.edu.ar
Norma Escalante
Dirección de prensa
Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco

Argentina Investiga

jueves, 18 de octubre de 2012

Mitos y mentiras de la sexualidad masculina


Sexualidad masculina: mitos y verdades

El deseo, la erección, el tamaño del pene, la edad... Muchas son las falsas creencias que, motivadas por actitudes machistas o simplemente desconocimiento, circulan acerca de la sexualidad de los hombres. El reconocido sexólogo Juan Carlos Kusnetzoff las aclara.





Hay una idea muy difundida en la población masculina: los varones no tienen por qué instruirse sobre sexo pues ya lo saben todo. Sin embargo, saber, conocer y conocerse, lejos de ser una señal de debilidad, puede ser la llave para mejorar su vida íntima y la de sus parejas.


Mito 1: El tamaño del pene influye en el placer

Este asunto da origen a un frondoso fabulario. Primero, algunas aclaraciones: el tamaño del pene oscila muchísimo entre hombre y hombre y, a su vez, no existe relación entre el tamaño corporal y el tamaño peneano.

Desde tiempo inmemorial, se ha asociado un pene grande a la fuerza y al poder. Por eso, no es extraño que absolutamente todo lo supuesto como fortaleza, potencia sexual o virilidad esté colocado sólo en sus proporciones.

Es preciso decir que el placer de un hombre y una mujer no tienen absolutamente nada que ver con el tamaño del pene. Y por una sencilla razón: sabemos -con seguridad- que el área de mayor sensibilidad femenina es el clítoris y la entrada del conducto vaginal. Entonces, todo órgano masculino capaz de rozar firmemente la zona inicial de la vagina estará tocando directa o indirectamente el clítoris y la parte anterior vaginal. Con eso es suficiente.

Lo importante es que en el momento del coito la pareja en conjunto busque la zona de mayor sensibilidad. Ser un buen amante no reside en la anatomía y sí en el aprendizaje, la sutileza, el buen gusto y el interés por el otro.


Mito 2: Cuanto mayor la frecuencia, mayor el desgaste (sexual, físico, etc.)

Esta creencia, tan difundida como falsa, supone que el hombre tiene un “stock” de orgasmos ya determinado congénitamente. Y una vez superado ese límite, la vida sexual está terminada.

La verdad es exactamente lo opuesto. La sexualidad es como un acumulador, una batería de automóvil: cuanto más se la use, más y mejor andará. “La función hace al órgano”, y un buen funcionamiento provoca una mayor recarga de energía, con todos los beneficios que conlleva.


Mito 3: El hombre nunca falla       

Este mito ha provocado más “fallos” que ninguna otra causa conocida. El hombre adulto normal suele tener una insuficiencia eréctil cada 5 ó 6 intentos de coito. Quien dice que nunca ha fallado, miente. Una simple preocupación o una distracción en el momento de máxima tensión son suficientes para provocar la pérdida del mecanismo productor de la erección.


Mito 4: El deseo y la potencia sexual disminuyen notoriamente después de los 40-45 años

Esta creencia no tiene el más mínimo fundamento científico. La capacidad de tener erecciones, mientras el sistema nervioso central y el resto del organismo estén sanos, se mantiene (con ligeras variaciones lógicas) toda la vida.

Lo que sí es evidente, es que los estímulos necesarios para producir una erección a los 20 años, no serán los mismos -ni en cantidad ni en calidad- que a los 50. Pero los hombres de esta edad desean tener una sexualidad (y los nervios, la piel y las arterias) de un muchacho treinta años menor y, como esto es imposible, creen que están acabados y que han llegado a la edad senil. Para muchos, será sorprendente saber que una gran cantidad de ancianos, adecuando su desempeño a su edad, tienen una vida sexual saludable y feliz.


Mito 5: El alcohol es un estimulante sexual 

Primero, debemos recordar la notable acción depresora y fuertemente inhibitoria que ejerce el alcohol sobre el sistema nervioso. Además, retarda todos los reflejos y dilata los vasos sanguíneos. La inhibición de los reflejos dificulta la erección, de ninguna manera la facilita. A largo plazo, la inhibición de la erección tiende a instalarse, porque el alcohol lesiona el hígado, donde se metaboliza la testosterona. En los alcohólicos crónicos, hay una evidente disminución de esta hormona, esencial para el mecanismo de la erección.

Sin embargo, para algunas personas tímidas o que padecen sentimientos de culpa, el alcohol funciona –en los primeros momentos- como un tranquilizante, algo que desinhibe y que permite un mayor acercamiento relajado de las personas. De allí  la fama de afrodisíaco que ha ganado. Lo que desconocen (o no desean saber) quienes lo consumen es la acción depresora posterior y (a largo plazo y por el uso continuado), el efecto nocivo sobre la salud en general y la sexualidad en particular.



Juan Carlos Kusnetzoff es sexólogo, autor de “El hombre sexualmente feliz. Del mito a la verdad científica”, de Editorial Granica.
 ::Clarín 

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